jueves, 23 de septiembre de 2010

MIREMOS DENTRO DE NOSOTROS

Vivimos en un mundo en que errar y equivocarse está penalizado y mal visto por todo el mundo, aunque no sea intencionado... y es que se ha perdido la condición del ser humano de imperfección.

El ser humano tiene limitaciones físicas, psíquicas, emocionales,... y solo se van consiguiendo mejorar y adquirir más habilidades con el paso del tiempo, de las enseñanzas, y de las experiencias. ¿Alguien nació sabiendo?, me pregunto yo. ¿Por tanto quien nos puede juzgar que no sea Dios?

Hoy día, perdónenme si me equivoco, todo tiene que ser perfecto, pero claro, todo lo que está fuera de nosotros, todo lo que en mayor medida no depende de nosotros o bien en una pequeña proporción.
Queremos que sean tolerantes con nosotros, pero nosotros no lo somos con nadie y además no somos capaces de reconocer esto. Y bien si decidimos optar por el camino de la crítica, no olvidemos que la primera crítica debe ser hacia nosotros mismos.

Hoy casi nadie se para a pensar en que la mayoría de nuestros problemas y preocupaciones son responsabilidad nuestra, y no de los demás, como acostumbramos a pensar y a culpar. Porque eso sí, en quejarnos y culpar, no nos gana nadie... ¿Por que no aprovechamos esa energía (que es limitada) en construir, pensar alternativas y soluciones, arrimar el hombro, pensar en los demás, dar ideas, moverse por conseguir cosas, ayuda a los demás? Pues porque es más cómodo quejarse y lanzar esas palabras al viento y que mueran al instante, pero claro, nos hemos quedado muy tranquilos y creemos haber cumplido... ¡pero no es así!

Son precisamente las personas que se paran a reflexionar como cambiar sus vidas, como mejorar, como hacer más felices a los demás, como colaborar desinteresadamente y gratuitamente con alguna causa buena, o simplemente con sonreír y corresponder a las personas que realmente nos quieren; aquellas personas que son más felices a largo plazo.

Y yo me pregunto: ¿Tiene algo que ver la felicidad con la bondad? Pues bajo mi punto de vista si que tiene bastante que ver, creo que la base de la felicidad reside en ser una persona buena.

Y por añadidura: ¿Donde realmente podemos medir la humanidad y la bondad de una persona? Pues el mejor instrumento para medir ese factor, son los hechos que realizar la persona con las personas más cercanas, durante el día a día, y que se prolonga por un tiempo indefinido.

Todos alguna vez hemos escuchado en muchos funerales... ¡qué bueno era! ¡qué dedicación a sus más allegados! y al final es lo que queda, que te recuerden por tus buenas obras a lo largo de toda tu vida, no solo durante un día, aunque esto no es fácil y requiere de mucha paciencia, esfuerzo, reflexión y FE. Queda tarea por delante...

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